Consume Deporte

DEPORTE ES VIDA



jueves, 22 de abril de 2010

COMUNICACIÓN URGENTE

Se comunica a todos los usuarios de los Servicios Deportivos Municipales de Invierno que la clase de Pilates en el turno de mañana prevista para el día 26 de Abril pasa al día 30 en el mismo horario. disculpen las molestias.

MASTERCLASS DE BATUKA JUNIOR Y TANGO

FPL Gestión Sur no podía dejar a los más pequeños sin su masterclass, estas clases magistrales a modo de exhibición y promoción totalmente gratuitas. Es por esto que el viernes 23 de Abril a las 19:30 horas en la Sala de Barrio de las 512 tendrá lugar una sesión de Batuka Junior para todos los niños de 8 a 12 años que quieran acudir y disfrutar con unas coreografías sencillas al mismo tiempo que divertidas acompañadas de una música actual y moderna.
También recordar a todos que el jueves 22 de Abril repetiremos la masterclass de tango. Nos encontraremos de nuevo a las 19:30 en la Sala Escolar (antiguo instituto Manuel de Falla) para hacer un recordatorio y perfeccionar los pasos aprendidos la semana pasada.

viernes, 16 de abril de 2010

MARAVILLOSA CLASE DE TANGO





El tango, ese género musical que nació en el Río de la Plata entre Argentina y Uruguay con los aportes de los pueblos inmigrantes, se ha convertido en un símbolo, un referente y un atractivo que atrae a miles de personas procedentes de cualquier lugar. Y eso es lo que vimos ayer, cerca de cuarenta personas de diferente edad y procedencia pero todos unidos por ese sentimiento criollo. Nuestra profesora, Ana y su pareja de baile José Manuel dieron muestras de cómo llevar una clase de iniciación al tango y aunque entre los participantes había sin duda alguna pareja con muchas tablas, todos y cada uno de los asistentes quedó satisfecho de lo mostrado y aprendido en la Sala Escolar que ayer se transformó en lo más parecido a un barrio arrabalero.

martes, 6 de abril de 2010

EL LADO OSCURO DEL PABELLÓN

Los operarios son los grandes olvidados de los Servicios Deportivos Municipales. Su labor poco reconocida la mayoría de las veces pero al mismo tiempo imprescindible para que el engranaje de las actividades funcione con la precisión correcta. Son los encargados de entrega y recogida de materiales y eso conlleva sincronía y comunicación con los diferentes monitores, son los que tienen que lidiar con los responsables de las distintas actividades para que empiecen cada uno a su hora y todos queden satisfechos, son los que siempre están ahí cuando surge algún chapucito...
Reconocen con ironía lo quisquillosos que son los usuarios de las actividades. Siempre exigen todo en orden, limpio y los materiales en el mismo sitio. Recuerdan con gracia, como en una ocasión, se equivocaron al poner las esterillas al otro extremo de la pista y las mujeres les obligaron a cambiarlas porque aquel no era su sitio de siempre. Por su experiencia piensan, que no debería haber dos actividades con música al mismo tiempo y que quizá las edades de acceso a las actividades deberían estar más clasificadas. Tomaremos nota de todo. Por último, FPL quiere agradecer a todos los operarios de las diferentes instalaciones la colaboración y ayuda prestada día a día y reconocer que aunque, no oficialmente, os consideramos parte de nuestro equipo.

lunes, 5 de abril de 2010

LA MUJER DE LOS MILAGROS

     Sólo Dios sabía por qué la mujer de los milagros nació con mil corazones. El médico que siguió el embarazo no salía de su asombro en cada visita. Las agujas del aparato que medía el control y registro de los latidos del corazón, se volvían locas cuando se conectaban a la barriga de la madre. El médico dudó, durante un tiempo, en ocultar tal hecho por lo extraordinario del caso o más bien por lo lejos que estaba de su comprensión. Al final, después de consultarlo con algunos de sus colegas, decidió comunicar la noticia a sus padres. Fernando, aduanero en el puerto de Cádiz y, de joven, protagonista de un par de películas de Tarzán; y Manuela, cantaora flamenca retirada desde el nacimiento de su primer hijo. Ninguno de ellos dio, en principio, importancia a tal circunstancia. El devenir de los acontecimientos les hizo cambiar rotundamente de opinión.

El primer corazón que regaló la niña de los Milagros fue a su padre. Éste había tenido un altercado con un capitán general que quiso ridiculizar a un pobre soldado raso en presencia de otros grandes cargos. Fernando estaba tomando una copa en la barra de un bar cuando sucedió aquel sangrante episodio. Fernando nunca soportó las injusticias, así que, al capitán general no le quedó otra que retirarse con los dos cachetes ms colorados que un tomate y los huesos de la nariz fuera de sitio. Pero en aquella época el estamento militar tenía mucha influencia y el padre de la niña de los milagros tuvo que elegir entre ir a la cárcel o marcharse a Rusia para combatir en la División azul. Fue allí, en la batalla de Volkhov, donde una bala le atravesó el pecho. Hubiera muerto, en aquel instante, de no haber guardado el corazón que le confió su hija.
El segundo corazón que regaló la niña de los milagros, años más tarde, fue a su madre. Se lo dio al morir su padre. La niña de los milagros podía regalar corazones pero no hígados. Le concedió a su madre un corazón duro, de los más fuertes que tenía. Un corazón que le diera el coraje suficiente para que nunca faltara en su casa un trozo de pan y le permitiera sacar adelante a sus cinco hermanos.
La niña se fue haciendo mayor regalando corazones allí y acá hasta convertirse en mujer… la mujer de los milagros. Así fue como conoció a su gran amor, Manolo. Un joven flacucho y con bigote que la cortejó hasta aburrirla y no desistió hasta conseguir una cita. A él, le entregó el corazón más sincero y puro de todos los que tenía. Un corazón de esos que nunca deja de latir y que muy pocas personas, sólo aquellas que se juran amor eterno, pueden poseer.
Juntos, Manuel y la mujer de los Milagros crearon una familia, una vida, tres vidas. La mujer de los Milagros les obsequió, a cada uno de ellos, con un corazoncito hilvanado con filigrana de cariño y ternura. Un corazoncito que les otorgara llevar una vida digna, honrada y generosa. Un corazoncito con forma de ángel de la guarda para que les guiara por el buen camino.
La mujer de los Milagros no cesaba en su empeño de regalar corazones. Se convirtió casi en una obsesión. Necesitaba hacerlo para sentirse viva. Regalar corazones es una forma de regalar vida y el flujo de la vida es recíproco. De esa forma, la mujer de los Milagros agració con diversos corazones a numerosas personas que formaron parte de su dadivosa historia: a un par de vecinas que escaseaban en humildad, a una joven suramericana que pretenda rehacer su mundo en España, a una señora mayor que conoció en un hospital y mendigaba una familia, a una hermana viuda y otra separada, a una amiga convaleciente que necesitaba compañía incluso cuando no estaba convaleciente, a una cuñada con cierta habilidad para esquivar a la suerte y a otras muchas que así lo precisaban.
Aún hoy en día, la mujer de los Milagros sigue regalando corazones en algún rincón perdido del universo. Lo hace sin dar la más mínima importancia al hecho de que sólo nació con mil de ellos y el día que se escuche el último latido en su cuerpo, éste no aguantará más. Caerá al suelo agotado y vacío de tanto dar.
Pero, no tengo la más mínima duda, ni tan siquiera quedará la más remota posibilidad. Llegado el instante que alguien, conocido o desconocido, amigo o enemigo, necesite de un corazón, la mujer de los Milagros aparecerá inesperadamente y regalará uno de los suyos, aunque éste sea el último que posea y eso asegure su sueño eterno, su pálpito postrero y el fin de la existencia de la mujer de los corazones llenos de vida.



      LA MUJER INVISIBLE 
     Siempre había pasado desapercibida. Clara tenía la sensación de que nadie la escuchaba, de que nadie la veía. Cuando Clara aparecía en algún lugar, esperada o inesperadamente, un amargo silencio era la única respuesta que recibía a sus tímidos saludos. Nunca fue muy popular en la escuela, ni en el Instituto, ni en el trabajo. Casada con un hombre que apenas la valoraba, vivía como una esclava de sus tres hijos, para que en su casa no faltara un detalle. Ahora, a sus 45 años recién cumplidos, tenía que inscribirse en alguna actividad física por prescripción médica. Ella, que no soportaba las multitudes menos aún aguantaba ese dolor de espalda que la consumía.
     Era su primer día de gimnasia en el Pabellón Municipal y Clara estaba un poco nerviosa. Tenía la boca seca y no podía dejar de mirar al suelo. En pocos minutos aquello se convirtió en un hervidero de gente que entraba y salía de los vestuarios, música moderna más bien alta y órdenes del monitor a diestro y siniestro, cual comandante del ejército de tierra. Ella se incorporó cuidadosamente al grupo y ocupó las últimas posiciones de la fila. A mitad de la clase, pensó que el corazón se le saldría por la boca. Se encontraba acelerada y presumiblemente más roja que un tomate pues le ardían las mejillas como nunca. Aún así, terminó su clase sin la más mínima queja. Una vez más, había pasado desapercibida.
     Aquel día, Clara pensó que el mundo se le venía encima. El monitor acababa de comunicar que todos los usuarios debían pasar unos test físicos. Uno por uno, debían realizar diferentes ejercicios y pruebas bajo la atenta mirada del resto de la clase mientras el monitor controlaba tiempos y repeticiones. Clara creyó morirse de vergüenza cuando escuchó su nombre. Allí estaba ella, aterrada, sin tener muy claro si empezar con las pruebas o salir corriendo. Permanecía de pie, cabizbaja, sintiendo que multitud de ojos se le clavaban sin remisión cuando el monitor pronunció la palabra: - Preparada- Ya no tenía escapatoria. Esta vez no podría pasar desapercibida. Aquellos minutos de esfuerzo, saltos y carreras le parecieron eternos.
      Las marcas que obtuvo Clara no fueron las mejores pero la media de sus resultados la situaron entre las cinco primeras de la clase. Recibió la enhorabuena del monitor y sus compañeros la aplaudieron efusivamente. No recordaba cual fue la última vez que alguien la felicitó. Últimamente, tampoco nadie le había reconocido su esfuerzo ni el trabajo bien hecho. Así que, aquella situación le confortó extrañamente pues, al contrario de ruborizarla como en pasadas ocasiones, Clara sintió que se hacía grande. Era como si una nueva y desconocida materia se había añadido a sus pies para hacerla más alta y a su corazón para hacerla más fuerte. Después de aquel día, Clara continuó con su gimnasia diariamente, sin faltar una sola vez. No permitió jamás ninguna exigencia de sus hijos y advirtió a su marido que tenían una conversación pendiente… además, no volvió a sentir ese dolor de espalda ni a pasar desapercibida.

CONSTANCIA, SUPERACIÓN E INTEGRACIÓN

¿Qué es el deporte sino constancia, superación, integración, trabajo en equipo y responsabilidad?

El grupo de personas que forman el módulo de Gerontogimnasia, no son deportistas de élite, pero integran a la perfección todos esos valores que se le asumen a la actividad física. Además de todo el equipaje que suelen llevar a cuestas día tras día (hijos, nietos, hogar...) son capaces de ponerse cada mañana el chandal y las zapatillas de deporte y realizar ejercicios físicos, estiramientos y pasos de baile con todo el agrado y el entusiasmo que les caracteriza. ¡Muchos de nosotros con cuarenta años menos no seriamos capaces de hacer ni la mitad de lo que ellos realizan! Por todo esto y por mucho más, para FPL Gestión Sur SI SOIS DEPORTISTAS DE ÉLITE. 
Mujeres como Emiliana Fernandez, Josefa Parrado y Antonia Lopez son, entre otras muchas, un ejemplo dentro de los Servicios Deportivos de Invierno de Puerto Real. Con más de 15 años asisitiendo a clases de gimnasia, han visto  numerosos monitores desfilar por cada una de las instalaciones. Confiesan que si no asistieran a clase no podrían ni andar y que han conocido a muchas compañeras que ahora son más que eso, son amigas. Que la gimnasia les sirve para aminorar los achaques, esos problemas de espalda y de huesos que no les dejan en paz. Que disfrutan con cda una de las tareas y ejercicios que plantean los monitores actuales, Antonio y Pepe y que ojalá sus ojos, esos ojos que han visto tanta y tanta gimnasia y ahora un poco cansados les permitan caminar hacia la puerta de su Sala Escolar para hacer su gimnasia por mucho tiempo.
















UN EJEMPLO A SEGUIR

No todos los comienzos son de color de rosa. Los Servicios Deportivos que hoy en día aglutinan aproximadamente a ochocientas personas, con casi cuarenta módulos formados y unos diez monitores trabajando en ellos cada año, no tuvieron unos principios fáciles. Luis Bello, hombre trabajador donde los halla, fue pionero en el campo de la actividad física y fue el impulsor de uno de los primeros grupos de gimnasia, por no decir el primero, que se crearon en Puerto Real. Gran parte de la estructura que tenemos montada a día de hoy, sin duda, se lo debemos a él a su perseverancia y amor por el deporte, la mayoría de las veces sin esperar nada a cambio. A continuación, detallaremos gran parte de una entrevista donde Luis nos cuenta toda su experiencia vivida:


La idea de dar clases de gimnasia gratuitas a las madres de los niños del colegio La Salle de Puerto Real surgió durante una de las reuniones del mismo el día 16 de Septiembre de 1988. Uno de los directivos propone que sea yo quien de esas clases y tras tratar el tema acepto a hacerlo sin ningún tipo de beneficio económico por mi parte. Hay que tener en cuenta que aunque en esa época disponía de varios años de experiencia como entrenador de fútbol, nunca había entrenado a mujeres y mucho menos sin un enfoque futbolístico. Por ello tengo que documentarme y diseñar un entrenamiento dirigido a mujeres de cualquier edad.

Se apuntaron a las clases 18 madres y 3 profesoras, las cuales decidieron donar al colegio la cantidad de 200 pesetas por persona y mes en concepto de agradecimiento por la buena experiencia que estaban teniendo. En total durante el curso escolar se tuvieron unos ingresos libres de 100.000 pesetas que se dedicaron a cubrir gastos del colegio.

Todo iba sobre ruedas hasta que se me pide que comparta el gimnasio con el tenis de mesa, cosa con la que no estoy de acuerdo ya que se me limitaba mucho el espacio del que podía disponer para las clases. Debido a ello intento buscar otras opciones y me pongo a buscar otro lugar al que mudarnos para poder seguir adelante con las clases de gimnasia. El concejal de deporte de Puerto Real me concede una hora semanal en el Pabellón Municipal y es allí donde nos vamos a continuar con nuestra andadura.

Estamos ya en el año 1989 y en esta ocasión se apuntan a las clases de gimnasia las 18 madres que había ya anteriormente, las profesoras no continuaron, más otras 36 mujeres entre ellas madres, abuelas y familia en general de los niños del colegio. En total me encontré con una clase formada por 54 mujeres de edades comprendidas entre los 18 y los 64 años. Sigo manteniendo la línea de que las clases sean gratuitas ya que yo no tenia que cubrir ningún tipo de gastos por el uso del Pabellón. Aún así se decide entregarme la misma cantidad que se estaba pagando en el colegio La Salle como regalo en agradecimiento a mi trabajo.

Las cosas fueron cada vez mejor, nunca hubo baja por lesión y el fue aumentando hasta alcanzar un total de 82 mujeres. El problema llegó cuando la dirección del Pabellón se percató de la mina de oro en la que se habían convertido las clases y comenzaron a ponerme pegas por todo. Quisieron que redujera el grupo a 40 personas y que el resto estuvieran en lista de espera cosa a la que me negué rotundamente, yo estaba muy contento con mi grupo y no podía elegir entre ellas quien se quedaba y quien no. De nuevo me encontré entre la espada y la pared. Debido a mi negativa a reducir el grupo me cambian de lugar y me envían al teatro del instituto antiguo, estamos en el año 1990.

Por aquella fecha, allí se hacia una especie de botellón y claro después de él todo quedaba súper sucio. Mi esposa y yo teníamos que ir antes de cada clase sobre las 15:00 a limpiarlo todo para poder acondicionar el lugar donde impartir las clases a las 16:00.
Así estuvimos durante 4 largos meses tras los cuales nos volvimos a mudar en esta ocasión al Colegio Reyes Católicos.

Éste lugar tampoco era bueno ya que no había suficiente espacio para todo el mundo. Se estaban dando todas las circunstancias para que no pudiéramos continuar con las clases. Llegó incluso a haber intento de manifestación por parte de las mujeres en la puerta del Ayuntamiento. Debido a todos estos inconvenientes me vi obligado a tomar la decisión de dejar que el grupo formase parte del Ayuntamiento ya que no disponía de un lugar adecuado donde poder impartir las clases, esto ya ocurrió allá por el año 2001.



Durante los años que duraron las clases de gimnasia hicimos varias excursiones y convivencias en las que lo pasamos de maravilla y una entrevista en la televisión de Puerto Real en la que en mi opinión estuvimos bastante bien.

Por último quisiera dar las gracias a toda la gente que formo parte de este grupo y sin las cuales me hubiese sido imposible tener una experiencia tan grata y por supuesto a mi esposa. Ya que incluso teniendo una niña de tan solo 1 año se prestó a ayudarme en todo lo que hizo falta para que yo pudiese impartir las clases. Para mi era muy gratificante oír como las mujeres decían que desde que estaban asistiendo a mis clases se encontraban más en forma y sus dolencias estaban desapareciendo. Tampoco quisiera olvidar el detalle tan precioso que tuvieron conmigo el día 26 de Marzo de 2010 cuando en una excursión que hicimos a Sanlucar de Barrameda, 45 de las mujeres con las que empecé me entregaron una placa en recuerdo a mi trabajo.

Muchísimas gracias por todo lo feliz que fui con ustedes.





¿Cuántas historias han transcurrido dentro de los muros, ya un poco gastados por el paso del tiempo, del Pabellón? ¿Cuántas clases de gimnasia sobre tan renovado parquet de madera? Sin duda, muchas. Todas y cada una de las historias pertenecientes a cada una de las vidas de aquellas mujeres que un día, hace ya más de veinte años, decidieron acudir a una clase de algo que le habían dicho era para mantenerse en forma y mejorar la salud. Y que todavía, después de tanto tiempo, mantienen como costumbre y hábito de su quehacer diario. Entre ellas, algunas como Marina, Yayo, Victoria...me faltaría blog para citarlas a todas. Han visto pasar a cantidad de monitores. Recuerdan con cariño a Ana, Oscar, Boro, Manolo y tantos otros. A día de hoy, están muy contentas con su actividad. Dicen que todo ha cambiado un poco, que ahora hay mucho más variedad, que muchas de las actividades se acompañan de música y eso les encanta, que les trasmiten alegría. Nos comentan que tienen la misma ilusión que el primer día por acudir al Pabellón, pues siempre han encontrado en los grupos un gran compañerismo. Que la actividad les ha servido para mejorar físicamente, también incluso de terapia. Renovarían un poco el material y los vestuarios, poca cosa. En fin, un verdadero ejemplo a seguir el de estas mujeres que en el hueco de la mañana tienen marcado como cita ineludible el Pabellón y su clase de gimnasia. Todo para poder continuar el resto del día con alegría y vigor.