Recientes estudios comprueban que una dieta adecuada proporciona
la optimización del rendimiento atlético, y también nos permite elegir una
conducta alimentaria (nutricional) más adecuada a los diferentes tipos de
actividad física y deporte, sea en el ámbito recreativo o profesional.
Respecto a los deportistas, sin una nutrición adecuada el atleta
no podrá alcanzar su máximo rendimiento, y además este deportista no podrá
mantener su condición atlética como se debería. También es cierto que la
recuperación del esfuerzo y de lesiones será más lenta, y que el deportista está
más susceptible a lesiones e infecciones. También es cierto que cada modalidad
deportiva e intensidad de entrenamiento va a exigir una dieta específica para
suplir las necesidades generadas.
Una alimentación equilibrada contribuirá
a que el deportista se mantenga en un buen estado de salud y aproveche al
máximo sus capacidades físicas potenciales para obtener los mejores resultados,
lo cual significa que no existen alimentos ni dietas milagrosas que permitan
por sí mismos alcanzar rendimientos espectaculares. Para llevar a cabo una
dieta adecuada, sana, suficiente y equilibrada se deben seleccionar los
alimentos de modo que, por un lado, nos aporten la cantidad de energía
suficiente y, por otro, satisfagan las necesidades de todos los nutrientes
esenciales. Dado que, todo trabajo necesita de energía. En este punto
destacaremos que una persona de más peso, necesitará mayor cantidad de energía
para satisfacer las demandas de su organismo, puesto que deberá mover una mayor
masa corporal.
Dentro de la alimentación tiene un papel
trascendental el agua, dado que es una sustancia fundamental para el
mantenimiento de la vida. Tenemos que saber que todo trabajo muscular produce
calor y que para que la temperatura corporal no aumente en exceso nuestro
organismo utiliza un sistema de refrigeración con agua. Por este motivo es
indispensable que el deportista beba más agua de la que necesita, siendo muy
aconsejable que sistemáticamente beba antes, durante y después del ejercicio
físico sobretodo en los deportes de larga duración. Además de lo dicho
anteriormente, cabe destacar que el consumo de alcohol no mejora la capacidad
de trabajo muscular y, en cambio, reduce los niveles de rendimiento, por lo que
no ejerce efectos beneficiosos para la práctica deportiva.
1.2.
CONSECUENCIAS DE UNA MALA ALIMENTACIÓN
La mayor parte de los casos de
obesidad entre adultos se deben a una mala alimentación en la infancia y
adolescencia, se rondaría el 90% o 95%, sobre todo, cuando hablamos de obesidad
mórbida. Hay patologías que también pueden causar obesidad, pero en un
porcentaje mucho menor que las debidas a malos hábitos alimentarios. Es
habitual que un adolescente que gane peso de repente por comer más de la
cuenta, recupere el peso previo al mantener una alimentación más sana y
practicar actividad física. La mayoría de las personas con sobrepeso comen en
exceso debido a una combinación de malos hábitos alimentarios. La única forma
segura y sana, de perder peso es restringir la ingestión de alimento energía,
de modo que sea menor que la salida de energía. Esto obliga a organismo a tomar
de sus depósitos de grasa las calorías faltantes, y dado que la grasa se
moviliza y quema, el peso corporal disminuye. Esto puede lograrse mejor mediante
una combinación de aumento en el ejercicio y disminución de la ingestión
calórica para personas moderadamente obesas se recomienda una dieta de con 1000 a 1500 Kcal.
* Las
dolorosas agujetas
El dolor es uno de los síntomas
específicos de las agujetas. Estas molestias aparecen generalmente, en
individuos no entrenados cuando comienzan a practicar algún deporte, al
reintegrarse a la práctica deportiva después de un período de inactividad, al
pasar de un entrenamiento suave a uno intenso o después de un esfuerzo de
intensidad no habitual. Se producen pasadas unas horas después del ejercicio.
Mitos y realidades sobre las agujetas
El nombre de agujetas procede de
la sensación de agujas que se clavan en el músculo que se percibe y se creía
que se debían al ácido láctico que se libera durante el ejercicio. En realidad,
las agujetas están producidas por un sobreesfuerzo de la musculatura que
provoca microroturas fibrilares (en las células musculares), lo cual da lugar a
una reacción inflamatoria en el músculo afectado. El dolor característico es
producido por la rotura celular, de manera que los elementos del interior
celular se vierten al exterior, lo que pone en marcha un mecanismo de
inflamación, que llega a su punto álgido entre las 24 y las 48 horas. El dolor
que aparece atiende a dos razones: la fibra muscular es débil y no es capaz de
sostener el nivel de ejercicio, o bien porque se realiza un trabajo muscular
cuando se está desentrenado o sin un calentamiento adecuado y la fibra no es
capaz de soportarlo.
¿Se pueden evitar?
Las agujetas son parte de un
proceso de adaptación muscular, y lo único que se puede hacer para evitarlas es
hacer ejercicio progresivamente. Si no se está en forma, hay que evitar que las
primeras sesiones de entrenamiento sean muy intensas. En general, evitar los
aumentos bruscos de intensidad del ejercicio, se esté en forma o no.
Para la
recuperación de las agujetas la única prevención es la práctica de ejercicio
regular y gradual, la aplicación de frío en la zona afectada, y una
alimentación equilibrada que debe acompañar a cualquier práctica deportiva.